Desde el área de postventa de Grupo Lofer recopilamos, a través de experiencias de los propietarios de nuestros edificios, los mejores consejos para mantener los pisos de cerámicos y porcelanato siempre como nuevos!

Afortunadamente, el mantenimiento este tipo de pisos  no es tan difícil. Las condiciones en las que se mantenga la superficie de un piso dependen del modo en que se utiliza, de la intensidad del uso y de cómo se mantiene. Para esto hay algunos puntos a tener en cuenta…

El mantenimiento diario de este tipo de pisos debe ser hecho con agua y un producto suave de limpieza, en todo caso un detergente neutro, nunca utilice productos a base de ácidos fuertes, tampoco productos con base jabonosa, ya que dejará un residuo que al principio será imperceptible, pero luego atrapará la suciedad con más facilidad.

Generalmente se tiene la idea de que mantener el porcelanato pulido es más fácil que el sin pulir, porque al ser brillante da la sensación de estar limpio con menos esfuerzo, pero por el contrario, este tipo de pisos requiere un cuidado mayor ya que se raya con facilidad y las marcas se notan mucho mas…

Porcelanato pulido / brillante

Si tu porcelanato es de superficie sin pulir, luego de barrer o pasar la aspiradora para sacar los rastros de polvo se recomienda echar agua caliente con alguna solución de limpieza suave, dejar unos minutos a que actúe sobre la superficie sin que se seque! Luego pasar un trapo limpio y nuevamente agua limpia. Se puede repetir este proceso varias veces, hasta que todas las manchas hayan desaparecido.

Porcelanato sin pulir

Como comentamos recién los pisos de porcelanato pulido y abrillantado son un poco más delicados, pues se notan más las ralladuras, perdiéndose el brillo característico. Al tratarse de un suelo más suave y delicado, es recomendable utilizar un trapeador para barrer el polvo y quitar la suciedad, para no estropear el esmaltado del porcelanato. Para la limpieza solo necesitas agregar un litro de solución de limpieza suave a un balde con agua caliente y  limpiar la superficie con un trapeador limpio. Puedes agregar más solución y repetir el proceso todas las veces que sea necesario. Al terminar la limpieza, usa un paño limpio para secar el suelo, de manera que tu piso quede seco y con su brillo propio.

Para los pisos con texturas el proceso de limpieza suele ser más trabajoso ya que el polvo o basuritas se incrustan dentro de las hendiduras. Por lo tanto, es necesario barrer en todas las direcciones para eliminar la mayor cantidad de suciedad en las grietas. Para quitar las manchas, solo se necesita utilizar una detergente con agua  o una solución neutra.

Para este tipo de pisos (ya sea pulido o sin pulir) no es aconsejable usar cera ya que forma una película grasa sobre el cerámico que con el tiempo impide una correcta limpieza y hace mas trabajosos el mantenimiento.

Es importante controlar regularmente el estado de los cerámicos y revisar que no presenten fisuras o se encuentren sueltos, con juntas saltadas, dañadas o agrietadas. La mala conservación de cerámicos puede ocasionar acumulamiento de agua, filtraciones y humedades, lo que podría incomodar el paso de la gente y provocar accidentes. En caso de encontrarse juntas saltadas, hay que volver a tomarlas con el mismo material que presentan (cemento, pastina, selladores elásticos, etc.).

Es importante limpiar inmediatamente las manchas producidas por productos oscuros tales como chocolate, tinta, gaseosas, vinos, café, entre otros. De esta forma el porcelanato no alcanza a “teñirse” sobre todo si es de colores claros.

Para sacar manchas preexistentes o que ya se hayan impregnado en el cerámico se recomienda usar solución alcalina para removerlas.